Todo por el Rosa....

Muahahaha, aki vengo con otro fic, esta vez de Uruha x Ruki :B, es un especial de San Valentin n_n

Todo por el Rosa…


-¡YO LO QUIERO! ¡NO ME MOVERÉ DE AQUÍ HASTA QUE ME LO COMPRES!- gritaba el castaño mientras se aferraba con brazos y piernas a aquel oso de peluche gigantesco mientras el más bajo lo miraba desde su perspectiva, masajeándose las sienes con los dedos tratando de tranquilizarse y no tirarle encima la estantería que en ese momento se hallaba repleta de cositas rosas destinadas a complacer a las chicas que esperaban ilusionadas un regalo de San Valentín… Pero en su caso, Uruha no era una chica; tal vez por eso ahora la mayoría de la gente que se hallaba en la tienda centraba divertida su vista en él y su berrinche.

-Uruha estás haciendo un escándalo- decía el rubio con los dientes apretados tratando de no hacer caso a sus impulsos homicidas y aplastar al castaño con una estantería rosadamente asesina.

-Ruki… Onegai…- rogaba con cara de cachorro abandonado y un tierno puchero se formaba en sus labios. “¡No Ruki, se fuerte! ¡No caigas!” El rubio escuchó una vocecilla en su interior… era difícil hacerle caso cuando tenía al castaño ahí en el piso aferrándose a ese peluche enorme y con la cara más tierna que había visto en su vida. Sin embargo, fue más fuerte la voz en su cabeza que sus otros intereses y ahora se encontraba arrastrando a Uruha fuera de la tienda a la fuerza… sin peluche. Nota mental de Ruki: No ir a un centro comercial con el castaño cuando se acercaba San Valentín.

Pero parecía que no solo los centros comerciales se plagaban de corazones y colores rosados, sino que la ciudad entera se había contagiado del espíritu del angelito ese que andaba lanzando flechas como si no hubiera nada más interesante que hacer . ¡Incluso la PSC se había puesto rosada! Inspiración para los artistas había dicho el manager imitando las palabras del jefe de la compañía. “Inspiración y los pelos de mi perro… ¡Odio San Valentín!” pensaba el rubio mientras entraba a la sala de ensayos siendo seguido por el guitarrista quien seguía reclamándole por haber dejado el peluche en la tienda… ¡Todo por ese desgraciado día!

-¡Ruki!- seguía reclamando el guitarrista mientras los demás chicos los miraban intrigados al ver que Uruha reclamaba y reclamaba mientras Ruki se limitaba a no escucharlo con cara de pocos amigos- ¡Ruki malo no me quieres!- gritó mientras se tiraba en un sillón con los brazos cruzados sobre su pecho y otro de sus adorables pucheros en los labios. El vocalista se giró para verlo a la cara y así se mantuvieron seriamente hasta que el guitarrista le sacó la lengua- ¡Yo quería ese oso!

-¿Podrían explicar que pasa?- preguntó por fin Aoi sin entender nada mientras miraba a los recién llegados.

-Es que…-comenzó a decir el vocalista pero Uruha lo interrumpió de inmediato.

-¡No me quiso comprar mi peluche!- gritó mientras lo apuntaba con el dedo- Es un antipático- añadió mientras bajaba la vista con el ceño fruncido y Ruki tan solo suspiró mientras levantaba las manos hacia el cielo pidiendo paciencia con el terco guitarrista.

Al principio creyó que se trataba de un berrinche temporal y que al finalizar el día el castaño iba a volver a hablarle, sin embargo eso no ocurrió: ni siquiera se despidió de él al salir de la sala. También creyó que al día siguiente ya se le habría pasado el enojo… pero ya habían pasado cuatro días desde que el castaño no le dirigía palabra alguna y eso comenzaba a dolerle. También notó que faltaba menos para el famoso día rosa.

Y su Uruha seguía sin hablarle. Y también pasó que el orgulloso Matsumoto Takanori comenzó a disculparse y a pedir excusas del por qué no le hablaba, obteniendo siempre como respuesta un profundo silencio o una vista a la bonita espalda del mayor.

“Siguen con el tira y afloja…” pensaba aburrido Reita mientras miraba aburrido como Ruki trataba de sacarle al menos una palabra al guitarrista, a quien parecía que le habían cocido la boca para que no la abriera. Nadie más que él sabía que desde que esos dos se conocieron andaban en lo mismo: se querían… pero por imbéciles no estaban juntos como algo más que amigos. Y siempre era uno de los dos el que terminaba tratando de llamar la atención por la cosa más tonta o mínima que pudiera pasar. Soltó un suspiro al ver que Uruha dejaba al rubio con las palabras en la boca tras cerrarle la puerta en la cara.

-¡Y TODO POR UN MALDITO OSO!- bramó enfurecido dejando claro por qué era el vocalista de la banda mientras los otros tres lo miraban sorprendidos y casi asustados. De seguro Uruha había escuchado eso… lo más probable era que toda la compañía lo había escuchado. Luego de su desapercibido grito el enano salió hecho una furia de la sala, dejando a los otros tres sorprendidos.

-¿No creen que esto se está pasando un poco?- preguntó Aoi a sus dos compañeros que aun estaban pasmados tras el portazo que dio Ruki. Tanto Kai como Reita se limitaron a asentir mientras continuaban mirando la puerta.

Luego de su arranque de rabia, el menor salió como condenado a fumar a la azotea de la compañía. Tenía prácticamente los nervios a flor de piel con eso de que Shima no le hablara y es que se estaba pasando de exagerado ¡Todo por un felpudo rosado! ¡Maldito día de San Valentín! Llenando todo de rosa y dejándolos a todos con mariposas en el estómago mientras que el tenía que aguantarse el berrinche de su amigo por un producto del marketing que brotaba en aquellas fechas.

-Y todo por un ángel gordo, feo y gay que le anda tirando flechas a medio mundo...- murmuró mientras aplastaba su cigarro contra el suelo. La imagen del castaño dándole la espalda se repetía en su mente cuando cerraba sus ojos- ¡MALDITO IDIOTA!

-Creo que a este paso todo Tokyo va a saber que odias a alguien- murmuró de pronto el sin nariz de la banda al escuchar el nuevo grito de su amigo- Deberías hablar con él antes de seguir gritando... mira que se nota que tienes buena voz... hasta Byou me preguntó a quien odiabas tanto...- añadió mientras lo miraba y Ruki lo miró de vuelta con ojos de perro a medio morir.

-¡Cómo quieres que le hable si ni siquiera me mira!- exclamó frustrado mientras se desordenaba el cabello con una mano- ¡Reita no me quiere ni ver...!- se calló al ver que Reita lo estaba grabando con el celular- ¿Qué haces?- preguntó confundido.

-Te grabo... no vez a un Ruki frustrado todos los días, o al menos no demostrándolo- se calló al ver la cara de odio que le puso el enano- Ya, ya... pero los dos sabemos como es Shima, en especial tú, siempre han hecho lo mismo y nunca se han decidido en nada...- vio la cara de perro muerto que le puso el más bajo y se sonrió- Yo solo digo lo que todos piensan... ¿deberían hablar en serio no crees?

La única respuesta que obtuvo fue silencio de Ruki y una mirada que se perdía más abajo en las rosadas calles de Tokio. "Todo por el puto rosa..." pensó.

Luego de que dieran el ensayo por terminado y de que una vez más el castaño se fuera sin siquiera hablarle o mirarlo a la cara el menor soltó un suspiro cargado de frustración y salió totalmente desganado de la sala ante la mirada inexpresiva de sus otros tres compañeros. Le fue inevitable no pasar por esa tienda que contenía al peludo culpable de sus dolores de cabeza mientras iba camino a la casa.

-¿No es el chico del otro día?- escuchó murmurar a una de las empleadas, se dio cuenta de que todas estaban espiándolo mientras el miraba enojado al peluche como si este fuera a darle una solución a su problema con Uruha. Tan solo bastó que las mirara con odio para que todas se quedaran calladas e hicieran como si no le prestaran la más mínima atención. “¡Y todo por tu culpa!” pensó mientras miraba al felpudo con rabia. “Definitivo, si conozco a alguien que se llame Valentín… ¡me convertiré en asesino!”

Las empleadas seguían mirando como el rubio murmuraba y reñía para sus adentros…




Se encontraba en el balcón de su departamento en compañía de una de sus adoradas cervezas y sus cigarrillos observando como el sol comenzaba a dejarse caer para que el cielo lentamente comenzara a cubrirse de colores más oscuros. Suspiró mientras veía como toda la ciudad estaba vestida de rosado. Y suspiró también al recordar el peluche gigante… ¿Es que acaso Ruki podía ser tan tonto? En realidad, le gustaba el felpudo, pero lo que más le interesaba ver era que el enano lo consintiese dándole algún regalo… y admitiéndolo, lo que realmente quería era que Ruki le diera un regalo de San Valentín ¿Tanto le costaba entender eso al hobbit desgraciado?

-¿Qué hace Tolkien aquí?- se preguntó en voz baja ante su último pensamiento. En fin… ya le costaba ignorar al rubio con todo lo que este hacía para tratar de llamar la atención, es decir, había comenzado a gritar incoherencias que toda la compañía escuchaba. Sabía que tenía que “perdonarlo”, pero quería creer que aún le quedaba un poco de tiempo como para que el enano se diera cuenta de lo que quería…- Dos días- susurró mirando el calendario en su celular. Otro suspiro prolongado salió de sus labios ¿Hasta cuando seguirían así?



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-¡NO LO SOPORTO!- gritaba enardecido el vocalista al ver que Uruha nuevamente lo dejaba con las palabras en la boca y los otros tres se tapaban los oídos con las manos- ¡ES UN IDIOTA! ¡SE LE FUNDIÓ EL CEREBRO! ¡EL ALCOHOL LE MATÓ LAS NEURONAS!... ¡Y TODO POR EL MALDITO FELPUDO Y ESE ÁNGEL FEO!- respiró agitadamente antes de poder calmarse y cerró los ojos un momento antes de volver a ponerse a gritar como idiota. Pero con lo que no contaba era que el castaño iba a abrir la puerta de golpe, dejándose ver enojado haciendo que los tres restantes comenzaran a temblar de miedo mientras se arrinconaban en una esquina de la sala.

-¡Entonces si no me soportas mejor te alejas de mí y no me miras nunca más! ¡El imbécil eres tú que nunca se da cuenta de nada! ¡TE ODIO!- Ok. Hasta el mismo castaño se había dado cuenta de que era el primer candidato a ser la protagonista de telenovelas románticas con el show que recién había dado. Pero ya se había aburrido de ver que Ruki seguía sin entender nada… Sabía que era más como la actitud de una colegiala enamorada que la de guitarrista profesional hecho y derecho la que estaba tomando pero… ¡Él también tenía derecho a tener sueños románticos! ¿O no? “Cada día más gay” pensó mientras se retiraba un tanto avergonzado de la sala.

Por mientras Reita, Kai y Aoi esperaban a que la furia de Ruki se desatara en cualquier momento, sin embargo eso no pasó. Por más que esperaron lo único que vieron fue la cara de desolación con la que el menor miraba la puerta por la cual había salido el más alto. Las dos últimas palabras que el más alto había pronunciado seguían resonando en la mente del rubio ¿En verdad lo odiaba? ¿Uruha en verdad lo odiaba por no haberle regalado un estúpido oso de felpa? Atreviéndose a salir de su escondite luego de ver que al parecer Ruki no iba a ponerse a gritar de nuevo, Reita caminó hasta llegar al lado de su amigo que seguía con la expresión de sufrimiento en su rostro.

-Etto, Ruki… si quieres mi opinión… tú ya sabes lo que pienso- dijo poniéndole una mano en el hombro y el aludido lo miró confundido- ¿Eres idiota o qué?- se altero el sin nariz y Ruki se sobresaltó- ¡Mañana es San Valentín! ¡Acaso no es obvio lo que Uruha quiere!- siguió exclamando mientras lo zamarreaba por los hombros y recién ahí el más bajo sintió como si algo hiciera “clic” en su cabeza: Entonces lo que Uruha quería era un regalo de San Valentín… ¿Con declaración incluida?- Por fin te das cuenta- soltó la iguana alzando los ojos y brazos al cielo mientras Ruki tan solo bajaba la vista un tanto avergonzado… ¿Acaso el también iba a ser una pobre víctima del ángel gordo y feo tiraflechas?

Sin decir nada y moviéndose con la vista perdida en el vacío, Ruki salió de la sala ante la perpleja mirada de sus compañeros.

-Etto… Chicos… ¿Seguro que no lo van a atropellar o algo así si lo dejamos solo?- preguntó Aoi luego de que la puerta de la sala se cerrara sola tras la casi inerte salida de Ruki. Tanto bajista como baterista se encogieron de hombros mientras miraban la puerta.

14 de Febrero



Despertó gracias a que se cayó de la cama y miró el reloj. Eran las doce del día; revisó su celular con la esperanza de ver alguna llamada perdida de cierto espécimen no mayor de un metro sesenta y dos… pero nada. Soltó un suspiro más parecido a un alarido y enterró su cara entre las mantas que se habían caído de la cama junto a él. ¿Realmente Ruki no lo iba a llamar ni nada? Luego de vegetar un rato en el piso volvió a su lugar en la cama y miró por indeterminado tiempo el inmaculado blanco del techo de la habitación. Un momento… ¡Por ahí había una mosca! Bien, confirmado, la estupidez comenzaba a apoderarse de su cerebro en el día rosa. Refunfuñando se levantó de la cama y se dirigió hasta la ventana para mirar hacia las calles que se extendían metros más debajo de su apartamento. ¡ERROR!. A pesar de que hacía frío, afuera estaba lleno de parejas felices que celebraban el día rosa, llenando las calles de amor… y de rosado también. Enojado, cerró las cortinas y fue hasta la cocina, descubriendo que para desayunar no tenía nada más que: Cervezas… Más cervezas… ¡Sake!... y cigarros.

-Genial- masculló de mala gana mientras se dirigía al baño y veinte minutos más tarde ya se encontraba caminando entre las calles plagadas de amor en busca de algún supermercado. Le fue inevitable pasar por la tienda donde vendían aquel oso por el cual tanto había pataleado y aún así no había conseguido, seguramente ya se encontraba en los brazos de alguna chica enamorada ya que ahora no se encontraba en el mostrador donde había estado antes- ¡Enano desgraciado!- exclamó sin darse cuenta y las empleadas reconocieron en seguida al chico que había hecho el espectáculo la otra vez. Se quedaron perplejas al verlo salir hecho una furia mientras murmuraba un millón de maldiciones por minuto en contra de un enano.

- Y tan lindo que era el oso- murmuraron con la vista perdida al ver cuantos estragos causaba el inocente felpudo.



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-¿Ruki?- preguntó el rubio mientras abría levemente la puerta de su apartamento y descubría al más bajo fuera de este- ¿Qué quieres?- refunfuñó abriendo más la puerta y el menor se sonrojó al ver a Reita tan solo con un par de pantalones puestos.

- ¿Reita? ¿Quién es?- se escuchó la voz de Aoi desde dentro y Ruki miró perplejo a su amigo.

-Mira Ruki, si tú no tienes un Valentín a quien celebrar no es mi culpa, pero yo si tengo a uno y te agradecería que hablaras luego- dijo al ver como Ruki seguía mirándolo sorprendido.

-Aoi y tú…- murmuró aún extrañado pero se detuvo al ver la mirada de odio que le dirigían- Jeje- tragó saliva- Etto… necesito un pequeño favor…- Reita tan solo rodó los ojos para hacerse de paciencia en cuanto el menor se decidía a hablar.



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Televisión. Películas. Películas Románticas. Y más películas románticas. Simplemente era desesperante: ¡Fuera el canal que fuera estaban dando algo relacionado con el puto día rosado!

El castaño se encontraba tirado en el sillón más amplio de su departamento mientras recorría los canales de la televisión y lo único que encontraba en todos eran cosas románticas. ¡Hasta en Animal Planet estaban mostrando una película de leones enamorados!

-¿Dónde diablos se metieron las películas de fin del mundo o de alienígenas que lo destruyen todo?- preguntó al aire mientras seguía pasando canales… y hablando de alienígenas, ahora veía en la pantalla al famoso Stitch armando una pequeña ciudad en el cuarto de Lilo para luego comenzar a destruirla- Bueno… al menos es destrucción…- murmuró mientras seguía viendo la película animada.

Ya iban a ser las diez de la noche y a pesar de que había estado pegado a su celular todo el día, este no había sonado en absoluto. A esas alturas del día ya se había desilusionado de toda posibilidad de recibir alguna llamada de cierto vocalista con problemas de estatura. Suspirando luego de ver como Lilo y Stitch lograban al fin convertirse en una familia feliz apagó la televisión y perezosamente se dirigió a su habitación, en la cual se quedó parado sin hacer nada. ”Agh… hasta el mono ese es feliz” pensó mientras decidía darse una ducha y luego acostarse. Simplemente nada bueno que hacer.

Media hora después se encontraba ya secando su cuerpo luego de una larga ducha, se miró al espejo. “¡Pero que cara tan feliz Kouyou! ¡Podrías rematar a un muerto con esa cara!” pensó mientras se colocaba el pijama y luego abría la puerta del baño que daba directamente a su habitación pero no alcanzó a salir de este cuando lo que vio lo dejó estático: sentado en el borde de la cama con la mirada perdida en algún lugar del suelo se encontraba… Ruki.

Al sentir que la puerta del baño se abría el menor levantó la mirada y le dirigió una tímida sonrisita al más alto, quien lo miraba sorprendido. Su cara era un poema a la sorpresa, de hecho… tal vez nunca lo había visto tan sorprendido.

-Etto… Hola- murmuró un poco cohibido con la cara del castaño y este pareció reaccionar un poco al escuchar la voz del menor.

-Ho… ¿Cómo entraste?- preguntó aún sorprendido y Ruki tan solo levantó unas llaves que brillaron gracias a luz de la luna que se colaba por la ventana, siendo la única que alumbraba la habitación en penumbras.

-Ser amigo de Reita también tiene sus ventajas- dijo en voz baja recordando el escándalo que había hecho el rubio esa mañana para encontrar las banditas llaves. Uruha se quedó en silencio esperando que el más bajo digiera algo más, pero parecía que las palabras se habían atorado en la garganta del menor- Etto yo…- comenzó a decir el rubio mientras jugaba nervioso con sus manos- Su-supongo que lamento lo de esta semana… tal vez, sí debí haberte comprado el peluche…- murmuró al tiempo en que sentía la mirada anhelante de Uruha sobre sí mismo- Supongo… que no podemos seguir así ¿Verdad?- añadió mientras se desordenaba el cabello con una mano y esperaba a que Uruha dijera o hiciera algo.

-A… ¿A qué te refieres?- preguntó sintiéndose incapaz de ir directo al grano aún cuando sabía a qué se refería Ruki.

-A… ¿Nosotros?- se quedó en silencio- ¡Tú sabes a qué me refiero!- estalló de pronto y Uruha lo miró un tanto asustado- ¡He estado sintiéndome toda la semana como un maldito culpable por no comprarte el oso desgraciado! ¡Y sabes perfectamente que odio que no me hables porque tú…!- las palabras se perdieron en su garganta antes de poder ser pronunciadas y el castaño lo miró expectante.

-¿Yo?- trató de ayudar con voz suave mientras que a pesar de la oscuridad, el rostro de Ruki podía apreciarse sonrojado.

- Tú sabes que…- dijo en voz baja y la ansiedad comenzó a apoderarse de Uruha- tu sabes que te amo…- finalizó en voz aún más baja, casi inaudible.

No supo en que momento Uruha ya no se encontraba en la puerta del baño para aparecer justo frente a él. No supo en que momento comenzó a sentir las manos del guitarrista sobre su rostro mientras que sus labios se apoderaban de los suyos. No supo en que momento las manos del castaño dejaron de acariciar su rostro para comenzar a recorrer cada centímetro de su piel. Y cuando ya pudo sentir otras cosas a parte de las manos y labios del guitarrista sobre su cuerpo, pudo darse cuenta de que ahora él mismo se encontraba acariciando a Uruha de la misma manera en que este lo hacía y buscaba sus labios con pasión reprimida por el deseo de todos los años anteriores.

Tampoco se dio cuenta del momento en el que Uruha y él ya estaban completamente sin ropa encima de la cama del mayor… tan solo se daba cuenta de que en ese momento lo único que quería era demostrarle al castaño cuanto lo amaba, que de verdad quería ser completamente suyo…

Se dio cuenta de que el fin se acercaba cuando ya el cuerpo de Ruki bajo sí mismo se estremecía cada vez más y comenzaba a sentir las fuerzas flaqueando en su propio cuerpo, sintiendo oleadas de placer ante cada embestida contra el cuerpo del menor…





-Se te helaron los pies- murmuró divertido el castaño quien ahora se encontraba casi estrangulado en el ¿Abrazo? Más bien parecía que Ruki se estaba aferrando con todas sus fuerzas a él.

-Mnh…- “respondió” el menor mientras se acurrucaba aún más en el pecho del castaño mientras sentía como este le acariciaba la espalda y la cabeza suavemente con sus manos- ¿Te das cuenta que hemos sido unos idiotas todos estos años?- preguntó de pronto con tono de voz casi escandalizado ante lo cual el mayor tan solo se rió- De haber sabido que eras así de bueno te habría dicho lo que sentía antes…- segundos después de terminar la frase se dio cuenta de lo que había dicho y ocultó su cara sonrojada en la piel de Uruha, quien solo se sonrió.

-¿Entonces solo te gusto por el sexo?- preguntó con falsa voz herida.

-¡No!- exclamó- digo… no… jeje… pero es que hemos perdido el tiempo estúpidamente…- murmuró con tono dramático y Uruha le dio unas palmaditas en la cabeza- Que no soy perro- reclamó recordando una de sus tantas peleas…

-Bueno… de algo que haya servido toda esta pelea por el osito ese- dijo con tono sentido recordando el peluche que ya no estaba en la tienda. Su mirada se perdió mientras lo recordaba. Ruki lo miró con una ceja alzada y luego se estiró hasta tomar la parte de arriba del pijama que no había alcanzado a estar más de quince minutos en el cuerpo del guitarrista, quien miraba entre curioso y divertido como el enano se lo ponía para cubrirse y salía de la habitación; también observó divertido como su polera le llegaba a Ruki casi hasta las rodillas, haciéndolo lucir gracioso.

Momentos después sintió unos golpes extraños fuera de la habitación y estaba a punto de levantarse también de la cama cuando escuchó la voz de Ruki.

-¡NI SE TE OCURRA MOVERTE DE TU LUGAR!- ¿Es que acaso ese chico no pensaba en los vecinos? El caso es que lo siguiente que vio fue la puerta abrirse dejando ver la oscuridad del resto de su apartamento y a continuación vio… el oso gigante de la tienda. Su cara de impresión máxima divirtió a Ruki quien apareció detrás del oso que se veía realmente enorme comparado a su pequeño y delgado cuerpo. Dificultosamente llegó hasta la cama con el oso entre sus brazos y se lo tiró encima a Kouyou quien aún no reaccionaba- ¿Feliz día de San Valentín?- dijo con una sonrisita tímida tirándose encima del oso y por lo tanto del castaño.

De pronto vio la cara felpuda del oso casi encima suyo y a continuación la carita traviesa del rubio asomándose por un lado del oso.

-¡Te amo!- exclamó emocionado mientras dificultosamente lograba abrazar a Ruki por la cintura con el oso aun entre ellos y el enano se acercó a él para robarle un beso corto- Demo- miró el reloj- Ya son la una de la madrugada del quince de febrero… ya no alcanza a ser regalo de San Valentín…

Deseó no haber dicho lo último, ya que estaba seguro que los gritos enfurecidos de su vocalista habían logrado despertar a casi todo el edificio.



Fin~



Well, si con [Because you're gone] casi lloraron, espero que con este se hayan reído un poko :B
y tiene una piska de toda la perversion ke tengo guardada en mi cerebro xD espero les haya gustado y dejen sus comentarios! n_n

waaa ame su fic *O*, me gusto muchote...
ta entre ^O^

nyaaa yo tambien queria un oso gigante
que vi en una tienda, pero era cofcofmuycarocofcof ¬O¬,
algun dia sera mio ese, con tal de que no lo compren xD


que tes bien

Saludos

ta bueno lindo

wow no habia lei ese fics
me gusto muchooo

ta wueno

muy gueno